La movilidad en Puerta Triana

Obras en la Torre Pelli
Obras en la Torre Pelli

Nos dicen que el rascacielos de Puerta Triana estará acabado en quince días. Podemos esperar un poco más, sin duda, después de casi ocho años desde que se movieron las primeras tierras, allá por 2007. Es curioso, incluso irónico, ver en el día de hoy al entonces líder de la oposición (oposición del entonces Ayuntamiento, y oposición del entonces proyecto de Torre, se entiende) pasearse sacando pecho por esas diáfanas estancias que, más pronto que tarde, deben estar llenas de oficinas y camas de hotel… pero ese, sin duda es otro tema. Lo que sí es cierto es que los compañeros de sevillasemueve, los que han pasado y los que siguen, estamos de enhorabuena. Podrán seguir mintiendo y continuar afirmando que a esta humilde asociación (por no decir tiesa en lo económico) les paga y les financia Cajasol o laCaixa. Pero lo que es verdad es que, sin pesar de esa tiesura económica (tampoco hace falta más para defender nuestras ideas), estamos repletos de fuerzas y ganas por seguir aportando nuestro granito de arena al progreso de esta ciudad. Y, en ese sentido, en Puerta Triana no está todo, ni mucho menos, hecho.

A decir verdad, en la situación actual, la movilidad no está garantizada en el entorno del rascacielos. Y no porque no esté convenientemente planificado.  Hay que partir de la base de que, previamente al Plan Especial de Puerta Triana, el PGOU (2006) preveía levantar toda la edificabilidad que hoy tienen el rascacielos y sus podios en edificios más bajos que ocupasen toda la parcela. ¿Se habría hablado de caos de tráfico si se hubiese levantado una caja de zapatos de siete plantas con los mismos metros cuadrados de oficinas? Es para dudarlo. No obstante, el mismo PGOU preveía dos asuntos capitales para la movilidad de Puerta Triana: la llegada del Cercanías y la aparición de las líneas 2 y 4 de metro. Ni Estado ni Junta, respectivamente, han cumplido su parte, para desgracia de todos los sevillanos. Y la Torre queda a merced del vehículo privado, prácticamente.

¿Qué plantea el Ayuntamiento? Un puente entre la Calle Torneo y la Isla de la Cartuja, a los pies del Pabellón de la Navegación. Se perdería la pasarela peatonal que se encuentra en el PGOU, que prolongaría el eje Osario-Encarnación-Duque-Museo hasta el mismo rascacielos. No obstante, esta propuesta de puente tendría la ventaja de que permitirá dar un acceso a los buses de Plaza de Armas, lo cual permitirá eliminar el carril de acceso a la estación, existente paralelo al cauce, bajo el Puente del Cachorro. Esto es interesante. Pero, ¿es la solución? Desde luego, no es la solución óptima, ni muchísimo menos. Habría que plantearse qué flujos de tráfico aliviaría este puente, pues hay que tener en cuenta que, desde la Cartuja, este puente va a desembocar en la Calle Torneo, que ya adolece de saturación de tráfico en muchos momentos del día, lo cual puede verse agravado por este nuevo elemento para cruzar el río en coche. Por si fuera poco, este nuevo puente, rotonda en Torneo incluida, deja muy, muy fácil acceder al centro por la Calle Baños desde cualquier dirección. No parece lo más indicado cuando nos encontramos con una Calle Baños cuya situación muy comunmente es de atasco para acceder al Corte Inglés y con unas aceras prácticamente inexistentes, lo cual sí que afecta al patrimonio. O, al menos, “algo” más que la torre.

En cualquier caso, hemos observado un enrocamiento de las posiciones muy poco efectivo: tanto en el Ayuntamiento con el puente que proponen, como en el antiguo equipo de la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta, cuya solución ideal era que todo el mundo se mueva a pie o en bicicleta hacia la Torre Pelli, sin considerar más opciones, eludiendo toda responsabilidad respecto al impulso de la red de Metro de Sevilla que les corresponde.

Sea como fuere, nos encontramos con un nuevo icono de la ciudad que viene a regenerar una de las zonas más maltratadas de la Isla de la Cartuja, y que con la llegada de un ansiado Caixafórum, debe contribuir, junto al Pabellón de la Navegación y el Monasterio de la Cartuja, a impulsar definitivamente un nuevo atractivo de la ciudad, lo cual es para estar de enhorabuena. Así que, sin duda, a seguir trabajando; Sevilla lo merece, y lo necesita.