Semana sevillana de la IN-Movilidad

Con motivo de la Semana Europea de la Movilidad 2010, desde la Asociación sevillasemueve queremos denunciar la actitud de nuestros gobernantes, que pierden la fuerza reclamando un transporte sostenible pero que a la hora de la verdad no son capaces de poner los puntos sobre las íes.

Con el objetivo de concienciar sobre estos importantes cambios de hábitos en nuestra vida cotidiana, el Ayuntamiento de Sevilla, en colaboración con otras asociaciones ciclistas, conmemora esta semana con una serie de actos dirigidos a los ciudadanos en general, ciclistas o no, animándolos a subirse al transporte de las dos ruedas. Una propuesta magnífica.

Pero movilidad no sólo significa bicicleta. Fuera de esta obras cercaniaspromoción quedan los transportes públicos de masas, esos medios con capacidad de transportar a miles de personas pero que aguantan desde su pobre funcionalidad la incapacidad de Ayuntamiento y Junta de Andalucía para potenciarlos y ofrecérselos a los ciudadanos que pierden tantas horas de su vida en un atasco.

Esta semana hemos conocido que RENFE-Cercanías va a ampliar el recorrido de la línea C1 hasta Lebrija, noticia muy importante que sin embargo oculta una nefasta operación que nadie ha sido capaz de publicar. Y es que esta ampliación ha arrastrado a la desaparición de uno de los sentidos de circulación de la línea C4, dejando desabastecida a una amplia población como es la de Sevilla Este. La excusa la de siempre: la baja demanda. No es complicado deducir que una línea que de por sí no tiene unas frecuencias suficientes no puede atraer a demasiados usuarios, pero en lugar de mejorar el servicio la solución es reducirlo. Y nadie dice esta boca es mía.

Se da además la paradoja de que esta línea que ahora se suprime parcialmente debería tener correspondencia con la L1 de Metro de Sevilla en la estación de Guadaíra, hasta ahora cerrada esperando a que Fomento construya su parte de la estación, y que aportaría un importante flujo de viajeros que aumentaría exponencialmente las posibilidades del Cercanías. Sin embargo, en lugar de construir se destruye. Y ya si hablamos de tarifas y de integración con el Consorcio Metropolitano de Transportes, otro lugar donde se sustentan supuestos estandartes de la movilidad, el resultado es más discriminatorio. Mientras que en otras zonas de España suponen una apuesta firme y decidida, aquí nos conformamos con las sobras y pagamos como el que más.

Las demás infraestructuras de la ciudad no salen mucho mejor paradas. La L1 de Metro va camino ya de su segundo año de servicio y ha superado con creces las previsiones iniciales de usuarios; pero nadie da una respuesta de agradecimiento a esos viajeros que han depositado su confianza en el nuevo metro de transporte a pesar de sus carencias. Los horarios siguen siendo reducidos y los billetes continúan siendo caros comparados con otros medios del área metropolitana, por no hablar de la ausencia de abonos mensuales, al orden del día en cualquier ciudad del mundo.

Fuera de los ferrocarriles la cosa no pinta mucho mejor. TUSSAM continúa perdiendo viajeros año tras año, consecuencia del progresivo descenso de su velocidad comercial sin que nadie haga nada por relanzar esta empresa municipal al borde de la crisis. ¿Tanto dinero cuesta instalar carriles bus en todas las principales avenidas de la ciudad que proporcionen un paso preferente para los autobuses? ¿Tanto cuesta multar y retirar los coches en doble fila, así como otros obstáculos, que ralentizan la marcha del transporte público en todas y cada una de las calles de esta ciudad?

Señores gobernantes: eso es movilidad. Salir a la calle a pasear en bicicleta para que todo el mundo lo vea es algo muy fácil, pero exigir soluciones a gran escala que nos saquen de esta discriminación en inversiones es algo que no han sido capaces de hacer en muchos años de gobierno. Mientras, en otras ciudades, se avanza cada día, a la vez que se nos acusa de egoístas quejándose de un supuesto agravio comparativo del ningún político de esta ciudad es capaz de defendernos.