Una vez terminado el día de las crónicas,de las alabanzas y de las críticas -algunas más fáciles y otras más razonadas-, vamos a pasar al día de la reivindicación. De la reivindicación de la Noche en Blanco -la cultura la reivindicamos durante todo el año-, de la Noche en Blanco de Sevilla.
La Noche en Blanco de Sevilla es esa que se hace desde los ciudadanos hacia los ciudadanos, arrastrando en su camino tanto a entidades privadas – ya sean empresariales o también ciudadanas- y Administraciones Públicas, cuyo papel en esta iniciativa ha pasado de ser una opción a ser, en mayor o menor medida, una obligación, que por supuesto valoramos y agradecemos.
La Noche en Blanco de Sevilla es esa que no persigue la gratuidad de la cultura durante un día, sino que delega en cada participante la decisión de establecer su propio modelo. Hay quien estima oportuno optar por un modelo gratuito porque un día al año no hace daño, hay quien opta por incentivar con un precio especial, ya sea algo simbólico o no, hay quien decide valorar por igual cada minuto de trabajo… todos las opciones son igualmente válidas y tienen cabida en esta Noche en Blanco.
La Noche en Blanco de Sevilla es también esa que tampoco persigue la excepción de un día para disfrutar de la cultura, sino para conocer lugares que un porcentaje altísimo de ciudadanos desconocen. Sí, desengañemonos, en este saco podemos meter incluso a buques insignia de nuestra cultura y nuestro patrimonio, como la Catedral y el Alcázar, por no hablar del Museo de Bellas Artes o el Archivo de Índias. Este último caso es uno de los que personalmente más me llama la atención, ya que en cada edición en las que ha participado ha registrado cifras desorbitantes. Y que no se nos olvide: esta excepción también ha servido para que muchos jóvenes que tienen el botellón como norma del fin de semana han dedicado aunque sea unas horas a conocer algo que por sí mismo jamás hubieran llegado siquiera a plantearse.
¿Novelería? Pues sí. Pero eso no es inherente a la Noche en Blanco. De hecho, si nos limpiamos el ombligo, incluso veremos que tampoco es exclusivo de Sevilla. Lo que ya no tengo tan claro es si en otros sitios son tan aficionados a fustigarse a sí mismos y a conformarse con eso.
¿Qué busca la Noche en Blanco?
No. La Noche en Blanco de Sevilla busca usar este escaparate de excepcionalidad para enseñar lo que se puede hacer casi cualquier día del año, desde los lugares más importantes y conocidos hasta el más pequeño de los espacios -público o privado- que duramente subsiste a lo largo del año. Sería hasta deseable poner en marcha campañas específicas que busquen reforzar esta visión, estaremos encantados de apoyarlas y, en la medida de nuestras posibilidades, colaborar en su desarrollo.
Bien es cierto que en esta ocasión tenemos un espacio que si se ha ganado la etiqueta de excepcionalidad: San Luis de los Franceses, pero también la Noche en Blanco debe servir como incentivo para reclamar su apertura durante todo el año. De hecho esos son los planes de la Diputación de Sevilla: abrirlo al público a inicios de 2017. Y ahí debemos estar como sociedad, vigilantes para que así sea.
Quizás en las primeras ediciones este mensaje era más complicado de divulgar, pero una vez alcanzado cierto grado de repercusión no nos vamos a cansar de decir: sevillanos, no pasa nada si las colas no os dejaron ver aquello que querríais haber visitado en la Noche en Blanco. Casi todo podéis visitarlo también hoy, mañana, pasado, y así sucesivamente. Y si no os acordáis de cuáles eran, los espacios web de cada una de las cinco ediciones de la Noche en Blanco siguen estando activos para que refrescar la memoria cuando se necesite.
Qué tipos más raros, dirán algunos, que instan a disfrutar de las actividades de la Noche en Blanco durante el resto del año, fuera de la Noche en Blanco que ellos mismo organizan. Pues si ese es el precio a pagar, sí, somos raros. Pero en sevillasemueve creemos en ello. Creemos que en Sevilla hay que hacer y reivindicar al mismo tiempo. Porque la parálisis -en el más amplio sentido de la palabra- que sufre la ciudad no puede atajarse únicamente desde el sofá o desde un atril con chistera y monóculo, sino desde una ciudadanía activa que ponga a nuestra sociedad a valorar su ciudad. Y hoy ponemos el foco en la cultura, pero mañana podemos ponerlo en cualquier otro lugar.