Hasta la puesta en marcha de la primera, y por ahora única, línea de Metro de Sevilla el autobús ha sido el único medio de transporte disponible en toda el área metropolitana. La resignación era la medicina para soportar la lentitud, la calidad del servicio y el naufragio en los constantes atascos de la ciudad que aumentaban desesperantemente los tiempos de trayecto.
Con la puesta en marcha del Metro comenzó a vislumbrarse un cambio que pasaba por la visión conjunta del transporte público, contrastando el largoplacismo de la nueva red en construcción con la inmediatez de TUSSAM y los autobuses metropolitanos, que ya disponen del grueso de las infraestructuras necesarias.
La mejora de este servicio pasa por el aumento de la velocidad comercial, y consecuentemente, por el aumento del número de kilómetros de carriles bus existentes, una inversión ínfima que compensa y con creces los resultados que se obtendrían.
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