Hasta la puesta en marcha de la primera, y por ahora única, línea de Metro de Sevilla el autobús ha sido el único medio de transporte disponible en toda el área metropolitana. La resignación era la medicina para soportar la lentitud, la calidad del servicio y el naufragio en los constantes atascos de la ciudad que aumentaban desesperantemente los tiempos de trayecto.
Con la puesta en marcha del Metro comenzó a vislumbrarse un cambio que pasaba por la visión conjunta del transporte público, contrastando el largoplacismo de la nueva red en construcción con la inmediatez de TUSSAM y los autobuses metropolitanos, que ya disponen del grueso de las infraestructuras necesarias.
La mejora de este servicio pasa por el aumento de la velocidad comercial, y consecuentemente, por el aumento del número de kilómetros de carriles bus existentes, una inversión ínfima que compensa y con creces los resultados que se obtendrían. Sin embargo, no es tan fácil.
Instalar decenas de carriles bus significa atacar una de las costumbres más arraigadas en el conductor sevillano: la doble fila y los aparcamientos ilegales. Una lacra que elimina sistemáticamente un carril por cada sentido de la circulación en la mayoría de las avenidas, restando capacidad a nuestra red viaria y aumentando la posibilidad de que se produzcan atascos y cuellos de botella.
Esta práctica es defendida tanto por los propios conductores como con los comerciantes de las zonas afectadas, que ven en la doble fila su particular gallina de los huevos de oro, ya que facilita el tradicional “momentito” – paradas breves, o no tan breves, en lugares prohibidos- para comprar algo, hacer una gestión o incluso tomar una gestión. Una actitud absolutamente egoísta que obstaculiza el tráfico de todos los demás usuarios de la vía y que afecta especialmente a los autobuses, dada su limitada capacidad de maniobrar.
Una solución habitual, a caballo entre ambas posturas, es instalar señalización horizontal pero hacer la vista gorda en cuanto a su cumplimiento, medida que por norma general no es respetada.
El escenario actual es difuso. Después de que el anterior Equipo de Gobierno comenzara levemente la instalación de nuevos carriles bus, el actual Ayuntamiento nunca se ha pronunciado rotundamente en este ámbito, por lo que de continuar haciendo guiños a comerciantes y otros colectivos nos podríamos encontrar con pasos hacia un pasado donde mandaba la Ley de la Selva. De hecho, hay zonas ya se han retirado separadores y otras donde estaba previsto colocarlos y no se ha hecho.
En Sevillasemueve tenemos muy claro que este no es el camino. Esperemos que en Ayuntamiento también se vayan decidiendo.