En vísperas de la pseudoinauguración del Espacio Metropol Parasol, la Asociación sevillasemueve y Sevilla21 nos reunimos con su creador, Jürgen Mayer. La cita es el bar Alcázares, en compañía de Marta Ramírez -delegada de su estudio en España- y Jan Peter Koppitz -ingeniero de ARUP-. De fondo el ruido incesante de las obras y sobre la mesa varias cañas de Cruzcampo.
-¿Como se le ocurrió presentarse al concurso de ideas para la Encarnación?
Fue casual, a través de un amigo alemán que reside en Sevilla y me animó. No esperaba ganar.
-¿Conocía Sevilla?
Visité la ciudad en 1992 con motivo de la Exposición Universal, recuerdo como se agradecían las carpas y pérgolas para protegerse del calor, de ahí nace la idea del Parasol al que posteriormente daría forma evocando las bóvedas de la Catedral y los ficus de la Plaza Cristo de Burgos.
-¿Está ante el proyecto más importante de su carrera?
Sin ninguna duda.
-¿Cree que Metropol Parasol tiene suficiente relevancia internacional?
Me dicen que en España no, sin embargo a mi me llaman colegas de San Francisco y Los Ángeles porque allí han oído hablar de él. De hecho está presente en revistas y webs especializadas en todo el mundo.
-Visto el resultado, ¿le sigue gustando más el primitivo parasol metálico?
La madera resuelve muy bien el diseño, me convence.
-¿Qué es lo que menos le gusta?
Hay algunos errores, como el cambio de color en las bases metálicas que debieran tener un tono más claro, pero afortunadamente Sacyr atiende mis requerimientos, y ya está solucionado. Marta tiene una lista de cinco páginas (risas).
-¿Y la amputación de la pasarela?
Desde ese parasol no había buenas vistas. Era prescindible y no creo que sea relevante dentro del conjunto.
-Juan I. Zoido ha declarado hoy que su proyecto «es un monumento al despilfarro», ¿que opina?
Está equivocado, el proyecto ya está teniendo un positivo impacto económico en su entorno y se extenderá a toda la ciudad en el futuro.
-Para terminar, ¿»setas» o «gofre»?
Preferiría Metropol Parasol, pero si hay que elegir me gusta más «gofre».