Sevilla viene celebrando, a su manera, la Semana Europea de la Movilidad desde el año 2005. No ha faltado a ninguna de las citas de esta importante campaña de repercusión internacional, hasta hoy.
El año pasado, aparte de la visita a centros de control de transporte público y alguna ruta en bicicleta, el resto de la semana se centró en el coche eléctrico e incluso en ¡las scooters! y esto, viene ocurriendo independientemente del signo político del gobierno local. Una semana patrocinada, de coste cero.
Según la información que ofrece el portal del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente como coordinador nacional de este evento:
“se trata de una campaña de concienciación dirigida a sensibilizar tanto a los responsables políticos como a los ciudadanos sobre las consecuencias negativas que tiene en uso irracional del coche en la ciudad, tanto para la salud pública como para el medio ambiente, y los beneficios del uso de modos de transporte más sostenibles como el transporte publico, la bicicleta y los viajes a pie”
Pues bien, parece ser que en el caso de Sevilla la campaña debería centrarse en la concienciación dirigida a sensibilizar a sus responsables políticos, porque los sevillanos respondemos cada vez más y mejor: a la vista está el éxito del metro, el tranvía, SEVici o la red de carriles bici.
Mientras desde Londres, Copenhague y Bruselas, alaban el éxito conseguido con la implantación de los carriles bicis y la bicicleta pública en la ciudad, el Ayuntamiento calla y ni promueve ni explota la enorme publicidad internacional (y gratuita) que ofrece, mientras los sevillanos y habitantes del área metropolitana se vuelcan con la primera línea de metro o la ampliación del cercanías al Aljarafe norte, las administraciones (en este caso la Junta de Andalucía) congela proyectos básicos como los tranvías de Alcalá, Aljarafe y Dos Hermanas, las restantes líneas de metro, el Gobierno central obvia el doble sentido en el circular de cercanías (línea C4) o mantiene una ridículo tren cada hora a la Isla de la Cartuja (línea C2) o la implantación de un abono de transporte metropolitano. ¿Hacia dónde va la movilidad en Sevilla?
La derogación del Plan Centro, la desaparición de la oficina de la bicicleta, o no celebrar la Semana Europea de la Movilidad… nos ofrece una idea de la sensibilidad que tiene el actual consistorio ante una materia que incumbe a todos: cómo nos movemos, y su enorme influencia sobre la salud, calidad de vida, cohesión social y desarrollo económico de Sevilla.
Los ciudadanos, exigimos un compromiso a las administraciones públicas en material de movilidad. Celebramos el Plan Andaluz de la Bicicleta o la red de carriles bus que se implanta en la ciudad, pero no es suficiente. Sevilla no puede crecer, si no lo ambiciona. A la vista está que la movilidad tiene mucho de componente psicológico… en 5 años presumimos de pedalear como holandeses pero ¿qué mensaje se manda a la ciudadanía y a las instituciones europeas renunciando a celebrar la Semana Europea de la Movilidad?