Los que pasamos a diario por la calle Matemáticos Rey Pastor y Castro, conocida vulgarmente como la calle de Antique, conocemos perfectamente el estado de cualquier elemento urbano de la zona. Algunos hemos estado denunciando insistentemente el abandono de este espacio por parte del Ayuntamiento de Sevilla, hasta que el pasado mes de diciembre llegó el flamante desembarco del Tablao Flamenco Palacio Andaluz, trasladado al antiguo Pabellón de Cruzcampo (sin dignarse a restaurar el Gambrinus que corona el edificio, por cierto) desde su antigua sede en María Auxiliadora, donde los vecinos llevaban años luchando contra la barra libre de autobuses turísticos estacionados ilegalmente por la zona, con la vista gorda del Ayuntamiento.
Un día tardaron en aparecer los carteles que informaban de las inminentes obras. Contrariado por prestar más atención a un negocio privado que a los ciudadanos que hacen uso del espacio público, me mostré esperanzado por el cambio de aspecto de uno de los principales accesos al PCT Cartuja, ese espacio de excelencia para la economía y el desarrollo de la ciudad del que tanto gusta sacar pecho a los distintos grupos políticos del Ayuntamiento de Sevilla y de la Junta de Andalucía, aunque solo a veces.
Para contextualizar el estado previo, la calle Matemáticos Rey Pastor y Castro es una especie de no-lugar, quizás en honor a la destruída escultura “Edificio para un Vacío”, de Anish Kapoor, compuesto por sucesivas losetas rotas o ausentes, alcorques levantados por las raíces de los árboles, asfalto gastado, parcheado y casi sin marcas viales visibles que permitían una ristra de aparcamientos ilegales, restos de botellonas en casi cualquier día del año…
Inicio de obras
Este lunes, un mes después de la llegada del Palacio Andaluz comenzaron las obras, sin que hubiera mediado ninguna presentación ni anuncio público, y que en teoría aún continuarán hasta el 26 de enero, según la señalización que prohíbe el aparcamiento de manera provisional. No se apreciaba un gran despliegue, apenas unos cuantos operarios y poca maquinaria, pero los cambios comenzaron a observarse pronto.
Lo principal, el carril bici que antes pasaba por delante del nuevo tablao flamenco y de Canal Sur, con ambos sentidos separados por la línea de árboles existentes, pasaba a estar situado en la acera de enfrente, junto al antiguo Pabellón del COI. Tal como publicaba Diario de Sevilla este viernes, la obra ha sido pagada por la empresa propietaria del espacio escénico. El problema radica en que el Ayuntamiento de Sevilla y la Oficina de la bicicleta ha dado el visto bueno a todo lo que se está realizando allí.
Actuación cutre y chapucera
Al cabo de los días ya se podía vislumbrar el grueso de la operación: ahora hay tres pasos de peatones en lugar de dos, se han pintado todas las marcas viales hasta ahora inexistentes y que eliminan el aparcamiento irregular, y se ha trasladado el citado carril bici. Sin embargo, la poca ambición ha quedado en una actuación cutre y chapucera.
El asfalto no se va a tocar. Seguirá igual de irregular, con algunos baches parcheados y el fresado la zona por donde antes pasaba el carril bici sentido Barqueta, con el simple objetivo de retirar la pintura verde. Las aceras tampoco se reparan, continuará plagada de losas rotas, además de un innovador “carril persona” en el antiguo carril bici sentido Cartuja que, lejos de desmantelarlo, se han limitado a dar una capa de pintura en otro color y colocar una innovadora señalización con monigotes pintados en el suelo. De reparar los alcorques, ni hablamos.
La bicicleta, la más perjudicada
El nuevo carril bici, como decía, se ha delimitado sobre la irregular capa de asfalto actual, con lo que ello supone para la seguridad de los ciclistas. Además, parece que no será de ningún color que lo diferencie del resto de la calzada, ya que las marcas viales ya se han pintado. Esperemos que al menos disponga de una separación física que impida su ocupación con aparcamientos ilegales o carromatos de venta de hamburguesas. Para más inri, el desplazamiento del carril bici no ha supuesto la reorganización de su trazado por la glorieta de Isla Mágica, de forma que ahora los ciclistas tienen que hacer el camino más largo e incómodo posible: en sentido Barqueta, tres cruces sobre la calzada y dos semáforos en apenas cien metros. Todo ello, insisto, con el visto bueno del Ayuntamiento de Sevilla y de la Oficina de la Bicicleta.
Eso sí, el tablao flamenco dispondrá ahora de un flamante carril de aparcamiento exclusivo para los autobuses que traen a sus clientes, a pesar de disponer de un enorme aparcamiento enfrente, usado por Isla Mágica y hasta por Antique para alojar botellonas, donde podría realizarse toda esta operativa de forma eficiente y ordenada. Al fin y al cabo, esta era la piedra angular de toda esta actuación. No importa si se empeora el acceso ciclista a un parque tecnológico que precisamente presume de su cercanía al centro urbano de la ciudad y que aspira a ser libre de huella de carbono 25 años antes que los objetivos marcados por la comunidad internacional.
Y todo esto sucede la misma semana que el Ayuntamiento ha presentado el flamante Plan de Movilidad o que se anuncia la celebración en nuestra ciudad del “foro Davos” de la movilidad sostenible, como se ha bautizado en prensa.
Desde sevillasemueve entendemos y defendemos, sin fisuras, que la ciudad evoluciona y que el cambio de usos de un edificio supone alteraciones en el espacio urbano, pero estas actuaciones deben hacerse pensando en todos, más aún cuando las carencias de la zona vienen dándose desde hace años. De este modo, rechazamos esta forma de actuar, a la sombra, sin participación pública y sin tener en cuenta el interés general de los cientos de ciudadanos que a diario pasan por allí camino de su centro de trabajo, de estudios o para disfrutar de la creciente oferta cultural de la Isla de la Cartuja.
Una ciudad que aspira a grandes mejoras en materia de movilidad no puede permitirse actuaciones cutres, a la carta y carentes de calidad urbanística como la que se está desarrollando en la calle Matemáticos Rey Pastor y Castro.