Como sevillanos no echaremos de menos estos últimos doce meses, en los que hemos disfrutado de tres procesos electorales con su correspondiente carga de promesas (a cuál mas surrealista), de disputas absurdas y de la parálisis del verlas venir. Reposado ya el polvo tras las elecciones autonómicas y sin comicios a la vista en varios años, esperamos que haya llegado por fin el momento de pasar a las realidades. Una realidad que debe traducirse, por parte de todas las administraciones, en impulsos concretos para aquellos aspectos que más necesita la Gran Sevilla: cohesión social, apoyo al tejido económico y, especialmente, ejecución de las infraestructuras que tanta falta nos hacen.
Sin duda, un organismo clave en el futuro inmediato de Sevilla va a ser la Consejería de Fomento y Vivienda, cuya flamante titular, al ser preguntada por el Metro de Sevilla, respondió que era un asunto que necesitaba ver con profundidad «en los próximos días o semanas». En principio, es una prudencia que no sobra: al fin y al cabo se trata de una persona que no ha tenido un contacto previo con la realidad metropolitana de Sevilla, y es cortesía común conceder al menos los primeros cien días a un nuevo Gobierno. Pero, en nuestra opinión, si hay un proyecto estratégico para Sevilla, uno solo, que salvar sí o sí de esta tormenta de recortes, esa es la red de Metro.
Compartimos, por supuesto, la necesidad reivindicada por la nueva Consejera de atender a aquellas familias afectadas por desahucios, y aún más la apuesta por ciudades sostenibles y verdes, que encaja de lleno con nuestros principios como asociación. Al igual que también reclamamos de todas las administraciones públicas un apoyo decidido a PYMES, emprendedores y agentes de I+D+i, que deben ser las fuerzas que empujen para sacarnos de la crisis. Pero, como Pasqual Maragall solía decir, una ciudad da el auténtico salto de calidad cuando ejecuta su red de Metro, y es una carrera en la que Sevilla ya ha acumulado demasiado retraso. Estamos, además, ante unas obras para las que ya hay proyecto y fórmula de financiación definida, y que, recordemos, son ya realistas y dimensionadas de manera acorde a este tiempo de crisis, dado que el siguiente paso trazado es la ejecución de un único tramo, Pino Montano-Prado, de gran rentabilidad social en relación a su longitud y a su coste.
El Metro es la respuesta natural de las ciudades como Sevilla a un tráfico cada vez más insostenible y dañino para la convivencia. El éxito de la línea 1 demuestra que el Metro es clave para avanzar en la vertebración metropolitana de Sevilla, y que con él se construye una aglomeración más sostenible, cómoda y habitable para el ciudadano. Sin duda, el Metro no es lo único que Sevilla necesita: hay infinidad de necesidades urgentes que atender que tienden a eclipsar todo lo demás. Pero, además de apagar los fuegos cotidianos, es responsabilidad de cada administración plantar unas bases sólidas para el futuro, bases que eviten que las mismas situaciones se repitan una y otra vez. Por ello, exigimos del nuevo Gobierno andaluz que, como mínimo, se mantenga el compromiso de comenzar las obras del primer tramo de la L3 el año que viene, y estaremos atentos a las declaraciones que nos lleguen a partir de ahora desde la Consejería de Fomento y Vivienda, a cuyos responsables, en cualquier caso, deseamos suerte y acierto.