En tan solo una semana, Andalucía se ha encontrado con dos espacios museísticos largamente reclamados por la ciudadanía. El pasado lunes la presidenta de la Junta de Andalucía inauguraba a bombo y platillo el Museo de la Aduana en Málaga, tras 20 años de espera. La próxima semana, Susana Díaz acudirá a Córdoba para cortar la cinta del Centro de Creación Contemporánea, el C4, que comenzó a construirse en 2008 y que desde 2012 esperaba contenidos. En el primer semestre de 2017, Jaén abrirá el Museo de Arte Íbero, un proyecto que comenzó a gestarse en 1998. La carrera museística que la Junta ha desarrollado en los últimos años va dando sus frutos.
El Gobierno Central, no se queda atrás, con la reforma integral de Museo Arqueológico Nacional, el futuro Museo de las Colecciones Reales o la próxima ampliación del Museo Nacional del Prado.
Parálisis en en los museos de Sevilla
Y mientras tanto, ¿en Sevilla? En diciembre de 2015, la consejera de Cultura hacía una ronda de entrevistas por los medios locales de cada una de las provincias. En Sevilla dio un titular llamativo: «En 2016 debemos despejar las dudas sobre la ampliación del Bellas Artes de Sevilla» (publicaba el Diario de Sevilla el /12/2015). Un año después, las dudas siguen sin clarificar.
La primera vez que en Sevilla oímos hablar sobre la ampliación del Museo de Bellas Artes o las reformas en el Museo Arqueológico Provincial -éste ya dispone incluso del proyecto-, allá por ¿2006? una cordobesa, Carmen Calvo, era ministra de Cultura. La buena sintonía entre el Gobierno de España y la Junta de Andalucía, del mismo signo político, hizo que ambas administraciones, encargadas de la gestión conjunta ambos equipamientos, anunciaran solemnemente un futuro esplendoroso para los museos en Sevilla. Ha pasado más de una década y desde hace años solo vivimos reproches entre Consejería y Ministerio sin que nadie aporte soluciones.
Probablemente si le preguntáramos a la consejera de Cultura o al ministro de Educación, Cultura y Deporte por este asunto, nos dirían que la crisis o incertidumbre política de 2016 ha hecho imposible avanzar en este proyecto. Pero tal y como parecían reflejar las caras de satisfacción de la presidenta de la Junta de la Andalucía y del ministro Méndez de Vigo el pasado lunes en el patio del Museo de la Aduana de Málaga, estos problemas parecen existir solo para Sevilla.
No se trata de culpar a la Junta, al Gobierno Central o al Ayuntamiento. Eso es un problema administrativo, los ciudadanos no tenemos por qué lidiar con el monstruo burocrático que las propias administraciones han creado. En cualquier caso, los Presupuestos Generales tanto del Estado como de la Junta de Andalucía están por aprobar: a tiempo están de comenzar a trabajar por Sevilla.
¿Dónde está la sociedad civil sevillana?
Pero, seamos honestos. Hagamos un poco de autocrítica. La única responsabilidad no es solo de nuestros responsables políticos. Si Málaga tiene hoy un museo en la Aduana es porque hace dos décadas los malagueños salieron a la calle. La plataforma “La Aduana para Málaga” reclamó el uso cultural de este emblemático edificio, que por entonces era la sede de la Subdelegación del Gobierno. Fueron varias manifestaciones multitudinarias, si, para reclamar un museo. ¿Imaginamos esto en Sevilla?
En el caso de Córdoba, la Consejería lleva el último año reuniéndose con colectivos ciudadanos para definir y colaborar en la puesta en marcha del citado C4. Probablemente porque estos colectivos tienen la ilusión de participar en el avance de su ciudad y de su cultura, pero esta ilusión también hay que incentivarla desde la educación y la colaboración, y ahí las administraciones públicas deben tener su parte de responsabilidad.
Pero Sevilla el escenario habitual es el de las reticencias a invertir en la capital de Andalucía, mensaje que va calando en una ciudadanía que, para la comodidad de nuestros responsables políticos, termina asumiendo ese “complejo” capitalino y se convierte en un juguete fácil de manejar. La ciudad necesita una sociedad civil preocupada por su Cultura en el sentido más amplio, una sociedad civil que defienda los museos de Sevilla.
De nada nos sirve tener en el Museo de Bellas Artes una de las pinacotecas más destacadas del país (la segunda, siempre se ha dicho, después del Museo del Prado) si tenemos un planteamiento museográfico desfasado, unas estructuras conformistas y sin ambición, unos equipamientos insuficientes, un museo sin cafetería ni restaurante y con una tienda y una sala de exposiciones temporales ridículos. En relación a los presupuestos, los números lo dicen todo.
Lo mismo lo podemos decir del Museo Arqueológico Provincial, con un potencial enorme, pero desaprovechado por el desinterés de la administración y la apatía de los sevillanos. A todo ello hay que añadir el colosal Tesoro del Carambolo encerrado en la caja fuerte de alguna sucursal bancaria.
Sin pena ni gloria ha pasado por la Consejería de Cultura el 25 Aniversario del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, cuyos responsables lidian como pueden con los escasos recursos de que disponen, habitualmente inferiores a las aportaciones autonómicas para museos privados.
El sevillano está acostumbrado a presumir de su ciudad y de su patrimonio pero, ¿qué hacemos para reclamar su puesta en valor? ¿Dónde está nuestra “cultura” por la Cultura? ¿Nos ponemos ya en marcha?
Cuando en el ideario sevillano “el museo” deje de ser únicamente una Hermandad, nuestra cultura, en su más amplio sentido, habrá ganado enteros.