Desde hace meses la actualidad mediática de la Isla de la Cartuja, lejos de pasar por la actividad económica e investigadora que allí se lleva a cabo, esta ocupada por un absurdo, involucionista y cortoplacista discurso que pretende solucionar los evidentes problemas de movilidad exclusivamente con más plazas de aparcamientos. Discurso que tiene como mayor protagonista a Juan Bueno, Delegado de Movilidad del Ayuntamiento de Sevilla. Al tiempo, la Junta de Andalucía da por cumplido su papel tras abrir los aparcamientos que mantenía cerrados en la avenida Carlos III, sin haber hecho la más mínima mejora en transporte público metropolitano, sea con la incursión de algunas líneas por el interior de la Cartuja o con la creación de un abono de transportes que facilite y abarate la intermodalidad en Sevilla y su área de influencia. Por no hablar del Metro, que ni está ni se le espera, y que según los proyectos actuales sería sería construído en superficie a su paso por la Cartuja.
Que en la Cartuja puedan faltar aparcamientos, no es ningún secreto, como ya hemos comentado en otras ocasiones, pero no podemos olvidar que ese problema está en parte causado por el pensamiento obsesivo que nos lleva a querer aparcar en la puerta del trabajo, cuya consecuencia en demasiadas ocasiones es dejar los coches encima de la acera, ocupando pasos de peatones o sobre carriles bici. Y tan necesario es corregir la disponibilidad de parkings como el incivismo.
En esta ocasión vamos a pasar a proponer soluciones concretas, plausibles y económicas. Y por supuesto con vistas a mejorar el sistema de movilidad de toda una ciudad de cara al futuro. Y es que, al contrario de lo que viene predicando el responsable de Movilidad del Ayuntamiento, es posible solucionar problemas sin nadar exclusivamente en coches; o al menos, sin potenciar su uso más de lo que está en la actualidad: mejorando el transporte público.
La Cartuja, un espacio que alberga más de 15000 trabajadores y otros tantos estudiantes, está servida en materia de transporte público por dos únicas líneas de bus urbano, la C1 y C2 (una en cada sentido y que en la práctica son una sola). También puede hablarse del cercanías C2, una línea que data de 1992 y que hace 3 años se recuperó estableciendo una ridícula frecuencia de un tren a la hora por sentido, con un tiempo de viaje entre Santa Justa y la Cartuja similar al del bus, y por un precio bastante superior (1.75€ el billete, no hay bonos de viajes). A pesar de permitir el trasbordo en San Jerónimo con la línea de cercanías del Aljarafe, éste se presenta a todas luces ineficiente respecto al vehículo privado, con unos tiempos de espera de entre 15 y 25 minutos. Todo un despropósito para cualquier sistema de transporte que quién sabe si Renfe busca en su infrautilización la excusa perfecta para cancelar su circulación.
Ampliaciones de líneas
Adicionalmente, hasta once líneas de TUSSAM circulan en mayor o menor medida cerca de Isla de la Cartuja (son la C3, C4, 2, 3, 5, 6, 13, 14, 40, 41 y 43), algunas de ellas con recorridos tales que, cuanto menos, podría estudiarse la inclusión de algunos cambios para hacerlos pasar por el interior del parque tecnológico. Hay un caso aparentemente muy evidente: la línea 2. Siendo la que mayor número de pasajeros transporta de toda la red de autobuses urbanos, finaliza su recorrido en Barqueta, sin llegar a cruzar el río. ¿Tal esfuerzo supondría prolongarla al interior de la Isla de la Cartuja, haciéndola circular por la Avenida Marie Curie hasta el apeadero de Renfe-Cercanías? Con apenas 1,5 km más de recorrido acercaría a los viajeros, procedentes de una zona sustancialmente amplia de la ciudad, colocándolos a 10 minutos a pié de cualquier punto del Parque Tecnológico.
De modo similar a la línea 2, la 5 finaliza su recorrido a las puertas de la Cartuja procedente de Triana. Si bien su recorrido se solapa parcialmente con las líneas C1 y C2, sería interesante prolongar la citada línea 5, aprovechando para hacerla circular por un recorrido distinto a los circulares por ejemplo por el Camino de los Descubrimientos, de forma que se adentre en la Isla de la Cartuja hasta cruzar el Puente del Alamillo para circular hacia los densamente poblados barrios de San Jerónimo y Pino Montano, lo cual sí supondría un notable avance en materia de movilidad para la zona norte de la ciudad.
Pero desgraciadamente, esto que podría ser una interesante forma de mejorar la calidad de vida de gran parte de las casi 30.000 personas que acuden cada día a estudiar o trabajar a la Isla de la Cartuja, no deja de ser una quimera alejada de la realidad y de las prioridades de nuestros responsables políticos, quienes por deberse a los ciudadanos son los que deberían plantear estas cuestiones en lugar de inventar excusas para no hacer nada y dejarlo todo tal cual está. A día de hoy, y después de varios meses de su anuncio, seguimos esperando ese plan de movilidad que iba a presentar la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía, y el resultado de las conversaciones entre ésta y Ayuntamiento, de las que nunca más se supo. Desde aquí, no podemos sino tratar de idear desde el punto de vista del ciudadano lo que varios peldaños más arriba se hace imposible de reconocer.