Hace algunas semanas, tuvimos la oportunidad de visitar las instalaciones que conforman uno de los espacios históricos más importantes del patrimonio industrial de la ciudad: la Real Fábrica de Artillería ubicada en el céntrico barrio de San Bernardo.
Se trata de una construcción de gran interés histórico por tratarse de uno de los centros fabriles con más relevancia de la ciudad durante los casi tres siglos en que estuvo en funcionamiento, dedicándose principalmente a la producción de armamento y a la fundición. De igual manera trasciende su importancia arquitectónica y artística pues por su antigüedad y los procesos de ampliación a los que se vio sometida, la fábrica presenta una planta irregular y en ella se pueden contemplar ejemplos de los diferentes estilos artísticos protagonistas en cada uno de esos momentos: su carácter industrial no riñe con el estilo barroco que se le proporciona en las remodelaciones que se realizaron durante el SXVIII y que perduró con el tiempo hasta la actualidad. De igual forma, la envergadura de cada una de sus dependencias permite hacerse una idea de la necesidad de espacio que requerían las actividades que en ella se llevaban a cabo.
El Ayuntamiento había posibilitado hasta el día 12 de abril su visita al público en general, disponiendo en el vestíbulo del edificio una exposición en la que se daba a conocer su historia, evolución y los diversos procesos de restauración, incluyendo los ya llevados a cabo así como los que están previstos por la Gerencia de Urbanismo. El resto de la visita, pese a tratarse de una edificación de 22000 metros cuadrados, se reducía sin embargo al largo pasillo central que une la puerta principal de la avenida Eduardo Dato con el barrio de los toreros, principalmente por motivos de seguridad: el estado en que se encuentra el edificio es desgraciadamente malo y por su deterioro no se permite el libre tránsito por el mismo. Desde este vial se pueden contemplar las extensas instalaciones con las que cuenta este declarado Bien de Interés Cultural (1985 y 2001), visualizando a través de algunas de las puertas de acceso a las naves la enorme magnitud de sus dependencias.
Sin embargo, podemos considerarnos afortunados pues en nuestro caso se nos ofreció por parte de Don Benito Navarrete, Director de Infraestructuras Culturales y patrimonio del ICAS, la posibilidad de realizar una visita que además nos permitió recorrer tanto cada una de las naves que conforman el conjunto como las cubiertas del mismo, contemplando por tanto el paisaje de la ciudad desde un punto de vista desde el que muy pocos han podido disfrutarlo. La perspectiva que pudimos tener desde las cubiertas de la fábrica es una visión completamente desconocida para la mayoría de los sevillanos. Impresiona ver de cerca y a la misma altura a la que nos encontrábamos la Iglesia de San Bernardo, las azoteas colindantes, la extensión de la ciudad en el horizonte… Aunque quizás la imagen que más pudo sorprendernos fue la que compone la visión en un mismo plano de la Giralda y la Torre Pelli, ahora denominada como Torre Sevilla.
Según se ha anunciado, el Ayuntamiento tiene previstas varias actuaciones y obras de mejoras en la fábrica con proyectos que permitan darle diversos usos. Sin embargo aún no está claro que ello se lleve a cabo en un futuro próximo y, mientras tanto, muchas de sus dependencias son utilizadas como almacén (en ellas pudimos ver desde materiales y maquinaria de obras, vallas, hasta incluso vehículos y otros objetos cuanto menos curiosos).
Queremos agradecer a Don José Enrique Castro su atención y disposición en esta visita, al tiempo que esperamos que la Real Fábrica de Artillería de Sevilla no continúe siendo víctima de promesas y de palabras que se lleva el viento otra legislatura más, sino que se materialice su recuperación y que pronto podamos disfrutar de este emblemático edificio dándole una utilidad y funciones que permitan su conservación en las condiciones adecuadas que merece.