Esta bendita/maldita ciudad goza de gran experiencia en cuanto a desaprovechar oportunidades de todo tipo, pero donde sin duda obtiene el sobresaliente cum laude una y otra vez, es en los grandes proyectos. Sin volver la vista demasiado tiempo atrás podemos recordar el fallido proyecto Stirling en Nervión gracias a las batallas políticas, el nonato puente gemelo del Alamillo por falta de inversión pública o la demolida biblioteca universitaria del Prado cuando unos pocos y la Justicia pasaron por encima del interés general de la ciudad. Pero la lista no para de crecer y ahora habrá que sumar las Atarazanas.
No hace mucho tiempo nos felicitábamos porque cuando Cajasol anunció que pretendía transformar sus sedes en la Plaza de San Francisco y Sierpes en grandes centros culturales, una vez se produjese el traslado de su sede social a Puerto Triana, apareció «la Caixa» con su magnífico proyecto de rehabilitación del monumento del Arenal y su transformación en un Caixafórum para Sevilla. Un Caixafórum de primer nivel, el mejor de España… Sin duda la revitalización de parte del casco histórico de la ciudad iba a ser exponencial.
¿Y dónde quedan ahora los compromisos adquiridos? No es ya momento de criticar la nefasta gestión municipal en este asunto respecto a las licencias oportunas, ni tampoco el contrato firmado por la Consejería de Cultura de dudosa validez cuando unilateralmente se puede romper con suma facilidad. Ahora hay que apuntar a los responsables de la entidad que han decidido que lo que hasta hace unos meses era su proyecto estrella, hoy no tiene valor alguno. Responsables de una entidad como «la Caixa» que se vanagloria de ser la mejor entidad financiera de Andalucía occidental.
Desde sevillasemueve hemos defendido durante años el proyecto Puerto Triana hoy propiedad de Caixabank tras la absorción de Cajasol. Y por supuesto seguimos apostando porque sea un éxito pues la ciudad necesita que así sea, pero no podemos conformarnos con que la única entidad que a día de hoy mantiene una obra social y cultural en la ciudad eche por tierra las ilusiones que nos habían proporcionado para ahorrarse una inversión. Mucho nos tememos que el nuevo Caixafórum propuesto en una parte del proyecto de César Pelli no sea ni de lejos el previsto junto al Postigo. Incluso no parece lógico que la entidad desee perder una gran cantidad de metros comercializables en el edificio para dedicarlos a este fin. Desgraciadamente todo apunta a que como siempre, perderá Sevilla.
Y las Atarazanas se quedarán durmiendo el sueño de los justos porque no hay «plan B». Porque no existe un proyecto para el edificio más que alguna vaga idea de una fundación que no ha demostrado seriedad con sus vaivenes según soplara el viento respecto a sus intereses y porque desgraciadamente no podemos esperar nada de unas administraciones que solo con nombrar la situación de algunos edificios como la Fábrica de Artillería, el Museo Arqueológico, el Museo de Bellas Artes o la antigua Estación de San Bernardo, ya sabemos lo que apuestan por la ciudad. Sevilla vuelve a pararse, Sevilla no se mueve.