‘sevillasemueve’ exige hechos contra la violencia en el sector del taxi

‘sevillasemueve’ considera una dejación de funciones la actitud del Ayuntamiento en el estado de violencia en el sector del taxi, que debe poner medidas inmediatas comenzando por el turno rotarorio para prestar servicio en el Aeropuerto y delegar en otra persona si Juan Carlos Cabrera se muestra incapaz.

En los últimos meses Sevilla viene observando el alarmante agravamiento de la vergonzosa situación de violencia en el sector del taxi, supuestamente alimentada por el grupo de personas que controlan la prestación del servicio en el aeropuerto -y, en menor medida, la estación de Santa Justa-, donde gozan de una tarifa extraordinariamente alta establecida precisamente para evitar los habituales abusos y estafas. Un “crimen” perfecto. El grueso de estos individuos se agrupa bajo la asociación gremial paradójicamente llamada “Solidaridad del taxi”, que desde hace años tratan de impedir el acceso al aeródromo al resto de compañeros, a TUSSAM y a cualquier otro servicio de transporte de pasajeros con ataques de todo tipo, a autobuses y coches vacíos y repletos de viajeros.

Parada de taxi en el Aeropuerto de Sevilla
Parada de taxis en el Aeropuerto de Sevilla

Las sucesivas corporaciones municipales que han pasado por el Ayuntamiento, lejos de tratar de atajar estas prácticas mafiosas, se han plegado a los violentos, a quienes protegen con su inacción con medidas tales como la subida del billete del autobús en 2013 o la citada tarifa fija, negándose al mismo tiempo a aplicar el turno rotatorio, avalado por el TSJA desde 2002 (cuando Juan Carlos Cabrera dirigía el Instituto del Taxi, creado en 1999) como la mejor forma para garantizar la equidad para todos los trabajadores del taxi.

Ante estos hechos, el actual Delegado de Movilidad y Seguridad (y Fiestas Mayores), Juan Carlos Cabrera, se muestra incapaz de atajar este grave problema de seguridad y convivencia y no parece que vaya a cambiar la tradicional forma de actuar. Así, la pasada semana declaró la intención de crear en el aeropuerto una parada independiente para los taxis concertados -donde éstos estarán bien localizados por los atacantes-, a quienes no dudó en acusar de intrusismo, alineándose así con el discurso del grupo de violentos en un intento por criminalizar a su competencia y tratar de justificar sus ataques.

El Delegado también lleva meses anunciando la creación de patrullas permanentes tanto en el aeropuerto como en Santa Justa, que caerán sobre los bolsillos de los contribuyentes de una ciudad que acusa un importante déficit en los cuerpos de seguridad. Lejos de garantizar una solución al problema, cabe recordar que la Policía Local también se ha mostrado en ocasiones muy permisiva con los conflictos en el sector del taxi, ya sea por decisión propia o a instancias del propio Cabrera, de quien depende, con episodios como el vivido el pasado noviembre junto a la estación de Santa Justa. El último altercado conocido ha sido este mismo fin de semana, cuando un grupo de taxistas ha acorralado a cara descubierta a un vehículo de la empresa Cabify a las puertas del Ayuntamiento, sin que la policía (que tardó una hora en personarse en el lugar) haya tomado medida alguna contra los atacantes. ¿Qué hubiera pasado si los protagonistas hubieran sido ciudadanos cualesquiera?

Desde sevillasemueve no podemos más que condenar todos y cada uno de los ataques registrados en tantos años de problemática, al igual que condenamos la lamentable inacción del Delegado de Movilidad, incapaz de vislumbrar un problema que va a más cada semana y que mantiene arrinconados al resto de taxistas de la ciudad. Exigimos no dejar pasar un minuto más en esta situación, aplicando tolerancia cero contra los atacantes a través de la justicia y de los cuerpos de seguridad, llegando a retirar las licencias, en lugar de pagar los 980.000€ que están previsto dedicarse al rescate de estas licencias, así como la aplicación del citado turno rotatorio. Si Juan Carlos Cabrera se muestra incapaz de ello, Juan Espadas debe delegar en otra persona.