El corte total del puente entre Camas y la Cartuja y la necesidad de una mayor sensibilidad peatonal y ciclista

En los últimos días se ha tenido conocimiento del inicio de las obras en el puente multimodal que une Camas y la Cartuja, que supone la única conexión factible para peatones y ciclistas entre el municipio camero y los barrios de la ciudad más próximos, como Triana, Cartuja o el Centro. O, dicho de otro modo, uno de los tres únicos accesos a pie o en bici a la ciudad desde la ribera aljarafeña del cauce vivo del Guadalquivir. 

La realidad es que la citada estructura se encuentra en un estado lamentable, con grietas, baches o elementos vandalizados. De hecho, la reforma es más que necesaria: permitirá una reforma del pavimento y mejores condiciones para la movilidad sostenible, ya que además permitirá implantar de manera efectiva un carril bus-VAO entre Camas y Sevilla.

Sin embargo, el inicio de las obras ha llegado por sorpresa, especialmente por las condiciones en las que se desarrollarán los trabajos: durante seis meses el puente estará completamente cerrado al paso de vehículos y peatones. Además de cortarse el puente sin previo aviso, el cierre por obras se ha realizado sin la disposición de ninguna alternativa viable para los cientos de peatones y ciclistas que usan a diario el puente para acudir a trabajar, estudiar o por cualquier otra razón.

Todo ello pone de manifiesto que la planificación de las obras se ha realizado con una total falta de consideración hacia los numerosos usuarios que ya tenía el puente. Solo hace falta pensar en qué sucedería si fuese una obra de carreteras: ¿se imagina alguien que se pudiese proyectar una actuación que implique el cierre total de una carretera sin desvíos ni soluciones durante las obras? ¿Por qué estas cuestiones no se tienen en cuenta cuando hablamos de peatones y ciclistas, en un punto tan sensible además como la única conexión directa entre Camas y Sevilla? De nuevo, volvemos a encontrar una minusvaloración de los peatones y los ciclistas, que evidencia la necesidad de un cambio de mentalidad en las administraciones. 

No en vano, es preceptivo en cualquier proyecto de carreteras la redacción de un estudio específico de desvíos provisionales, que se materializa como anejo de soluciones propuestas al tráfico. Un estudio de dichas alternativas es imprescindible en una obra de las características que se plantea, ya que el cierre impone unos rodeos kilométricos hacia el Viaducto del Alamillo o hacia el Puente de San Juan que, de golpe, eliminan cualquier posibilidad de realizar el trayecto entre Camas y Sevilla en bici o a pie.

Camas se sitúa a kilómetro y medio de Triana o a dos kilómetros y medio del centro histórico, lo cual hace factible la conexión entre ambas a pie o en bicicleta. Una obra de este tipo no puede permitirse de ningún modo el corte de la conexión entre ambas ciudades, aunque sea por unas obras de seis meses. El área metropolitana no puede permitirse esta falta de sensibilidad hacia una movilidad sostenible que, ya de por sí, lo tenía muy difícil más allá de la SE-30 por el dañino modelo urbanístico, territorial y de infraestructuras implantado durante décadas.

Es por ello que solicitamos a la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía soluciones alternativas cómodas y factibles para la conexión ciclopeatonal entre Camas y Sevilla durante la ejecución de las necesarias obras. Estas soluciones pueden pasar por una coordinación de las obras, que compatibilicen el paso de bicis y peatones durante los trabajos, o incluso la habilitación y conexión de espacios para peatones y ciclistas en el vecino Puente del Patrocinio entre Triana y el enlace con la SE-30. Es intolerable que estas cuestiones no se hayan considerado con anterioridad al inicio de las obras, se está a tiempo de rectificar.

El Puente de la “Señorita”

El conocido como Puente de la Señorita formó parte del antiguo trazado ferroviario que unía Huelva con Sevilla, con termino en la estación de Plaza de Armas. A partir de la reordenación ferroviaria de la ciudad que se concluyó en 1992, el puente dejó de alojar tráfico ferroviario, convirtiéndose en la única conexión para peatones y ciclistas entre Sevilla y Camas. La importancia del puente para los modos sostenibles es mayor, si cabe, debido al sistema de infraestructuras entre Sevilla y el Aljarafe: el cauce fluvial (a través de la corta de Triana y de la Cartuja) así como el trazado de la SE-30 se disponen como barreras entre la ciudad y el Aljarafe, limitando en gran medida las conexiones no motorizadas entre ambas áreas. Hasta el pasado jueves, el Puente tenía un uso constante de peatones y ciclistas a pesar de sus deficiencias, como la falta de iluminación o el lamentable estado del pavimento. El corte del mismo supone el cierre de una de las exiguas puertas metropolitanas entre Sevilla y el Aljarafe.